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domingo, 11 de enero de 2009

ENTRENAR CON PULSÓMETRO

Entrenar con pulsómetro es una de las maneras más baratas que tenemos para aprovechar al máximo el ejercicio. Pero ojo, no basta con saber qué pulso llevamos en cada momento sino que además conviene saber en qué rango de pulsaciones estamos, es decir, si vamos a tope, lentos o al trote… aunque siendo un poco más precisos.

Para saber en qué rangos de pulsaciones vamos a trabajar lo primero que necesitamos saber es cuál es nuestro máximo, el número máximo de pusaciones por minuto que puede dar nuestro corazón. La manera más sencilla y relajada de obtenerlo es restando a 220 nuestra edad ( 220 - edad = pulsaciones máximas por minuto ). Aunque hay maneras de determinar el máximo mucho exactas también son más complejas. Es importante saber que no se puede pasar del máximo. Si, durante un entrenemiento conseguimos superarlo entonces es que el máximo anterior era erróneo y debemos tomar el nuevo al recalcular los porcentajes.

Básicamente, en un entrenamiento podemos hacer lo siguiente:
Entrenar entre el 50% y el 60% del máximo nos sirve para mejorar el estado de forma y crear una base aeróbica sólida sobre la que trabajar más adelante. Es la que nos sirve para poder subir las escaleras sin cansarnos o dar un paseo largo sin acabar sofocado. La energía consumida proviene directamente de las grasas almacenadas.
Entre el 60% y el 70% también nos sirve para crear una base aeróbica pero aumentando el consumo de grasas y la resistencia aeróbica y muscular. Aquí es donde deberiamos entrenar para perder los michelines ya que es el rango en el que más grasas se queman. Suele equivaler a una marcha lenta y prolongada durante la que podamos hablar tranquilamente.
Entre el 70% y el 80% entrenamos directamente la resistencia aeróbica a alta intensidad. El consumo de grasas se reduce y pasamos a usar como fuente de energía los carbohidratos almacenados. El ritmo ya es más alto gracias a esa quema más eficaz de hidratos, cuesta hablar y nos cansamos después de varios minutos. Es el rango en el que durante más tiempo estaremos durante una competición, por ejemplo.
Entre el 80% y el 90% ya nos cuesta mucho hablar y respirar por lo que el ejercicio es mayoritariamente anaeróbico (no usamos aire). En esta fase se queman glúcidos que nos dan mucha energía para acelerar el ritmo pero sólo durante unos segundos. Es la fase en la que estamos en un sprint final, o en un entrenemiento con series de alta intensidad.
Más allá del 90% no conviene entrar a no ser que sepamos exactamente qué estamos haciendo.

Como veis el número de pulsaciones por minuto nos sirve para determinar el tipo de entrenamiento a realizar. Próximamente profundizaremos más en los tipos de entrenamiento aprovechando al máximo las capacidades de nuestro pulsómetro.

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